Wednesday, November 24, 2010

Plan para vacaciones

Por azar llegué a La Insurrección que viene; libro incendiario, con frases agresivas y sentenciosas, motiva la lectura y enardece el espíritu. Acusado de manual terrorista, por su constante amenaza y motivación de sabotaje al sistema, es un manifiesto de inconformismo y crítica a la sociedad francesa, que fácilmente (a excepción del fenómeno de inmigración) puede ser legible en códigos universales.

El libro, escrito por un “Comité invisible”, toca varios aspectos de las sociedades modernas que ha provocado miedo en algunos estados, hasta procesar personas supuestamente involucradas en su escritura con leyes anti-terroristas. Su escritura trasciende la conminación verbal, pero no para llegar a la acción (organizada y revolucionaria) sino para llegar a la pregunta de la existencia, según mi lectura. Sus temas no son nuevos, pero sí su tratamiento, en especial el tema del trabajo.

La problemática por el trabajo se ha venido tratando de manera crítica, dándole relevancia a las relaciones, para darle un carácter humanizador. Sin embargo, el abordaje crítico que le da La insurrección que viene, cuestiona dos dimensiones: explotación y participación. El primero se da por tema superado y guardado, el segundo resulta un paradigma aceptado y fomentado que esconde y niega el primero.

Los escritores del libro se rebelan frente a esa construcción social del trabajo, se niegan a participar de sus lógicas y por lo tanto afirman: “No somos cínicos, somos sólo reticentes a dejar que abusen de nosotros. Los discursos sobre la motivación, la calidad, la inversión personal nos resbalan para mayor angustia de los gestores de recursos humanos.” Sentencia que más de un comunicador organizacional, con pretensiones de mejorar la vida de las personas dentro de las empresas “comunicando”, recibiría como una bofetada; no sólo si se tomara el tiempo de leer el libro, sino de expandir sus horizontes para comprender la multiplicidad de subjetividades en juego y sobre todo, preocuparse por la construcción de la suya. Así habría participación.

No obstante es injusto juzgar a mis colegas por su labor, puesto que es lo que nos enseñan a hacer y creer. Finalmente es un oficio más dentro del engranaje del sistema. Sin importar lo que digan las teorías modernas de administración, dicho oficio está a la cabeza de otros, permitiendo y gestionando la explotación: “en las empresas, el trabajo se divide siempre de la manera más visible en empleos altamente cualificados, concepto, control, coordinación, comunicación, unidos para la realización de todos los saberes necesarios del nuevo proceso de producción cibernética, y en empleos descualificados de subsistencia y mantenimiento del proceso.”

De La insurrección que viene concluyo que la revolución debe ser mental. Si no es posible la transformación social, al menos tomar conciencia de nuestro rol y nuestra construcción como sujetos, nos lleve a un cambio de nuestra realidad. Respecto al trabajo, bueno, como diría Cortázar, de algo hay que morir.


La insurrección que viene: http://deugarte.com/gomi/documentos/la-insurreccion-que-llega.pdf

1 comment:

Anonymous said...

Este es un sí, acepto... voy a leer La insurrección que llega. Gracias por la sugerencia. Que la revolución sea mental, sólo mental... puessss, dialgohayquemorir... Que sea personal, entonces.